¿QUÉ ES FRANKENSTEIN RESUTURADO?

Prólogo de Fernando Marías para el libro de Alrevés editores Frankenstein resuturado.

Collage_Fotor 2

¿Por qué Frankenstein resuturado?

Fernando Marías 

La oscuridad y la distancia fueron el final y son el principio.

Hacia allá, hacia la oscuridad y la distancia, se encamina la criatura del doctor Frankenstein en la línea última de la novela de Mary Shelley.

Y desde aquí, desde la misma oscuridad y la misma distancia pero doscientos años después, nace —o retorna— Frankenstein resuturado.

Tan metafórico y evocador desenlace permite al lector entender o al menos presentir la muerte física de la criatura, pero también alberga un figurado umbral metafísico que el desdichado monstruo podría haber atravesado para seguir vagando incesantemente por el territorio de estos dos siglos transcurridos desde su partida.

Una mañana de hace no mucho vi a un viejo solitario acodado en la barra de un bar del centro de Madrid, uno de esos bares que mantiene encendidas la televisión y la radio para que, en claro reto a la lógica, convivan a todo volumen el fútbol y los temas musicales de moda. No me quejo, pude haberme levantado y marchado. Pero entonces no me habría fijado en las manazas rojas del viejo ni en su activo lagrimal. Más que llorar, parecía sufrir alguna clase de irritación en el ojo derecho, que goteaba y le obligaba cada poco a secarse con un pañuelo que alzaba hasta la cara con una de las manazas rojas. A la vez, las manazas rojas no eran manazas rojas, sino más bien manos grandes con alguna enfermedad cutánea vistas por el ojo de un novelista; es decir, a los efectos que nos interesan eran manazas rojas. Pero había algo en la radical dejadez física del viejo, una visible quiebra moral contenida en el saco de carne deshuesada de su cuerpo, que me hizo pensar en la idea de una interminable derrota comenzada mucho tiempo atrás.

Si la criatura de Frankenstein viviese hoy, pensé, tendría el aspecto de este viejo.

Hay un vértigo hondo y voraz en la osadía de permitirte creer que un personaje mítico de novela vive, ha vivido siempre y se encuentra de repente ante ti. Dudo que la osadía de esa creencia pueda pervivir más allá de un instante, pero aunque muera así de aprisa puede haber tenido tiempo de prenderse en la razón, quedar adherida a ella como una pregunta, un anhelo y una invención.

La pregunta de la que surge este proyecto se dibujó con claridad. Y fue esta:

¿Cuál habría sido el periplo de la criatura de Frankenstein si hubiese vivido las veinte décadas transcurridas desde su nacimiento oficial en 1818 hasta hoy?

El resto ha sido anhelo e invención.

Frankenstein resuturado ha trasladado esta pregunta a veintiún autores y otros tantos ilustradores, una pareja de creadores por década, para que visualizasen a la criatura en ese eslabón concreto de la cadena del Tiempo sin más límite o lema que el impulso intuitivo de cada autor. El índice avanza los anhelos e invenciones de todos ellos, propuestas sobre las cuales este prólogo debe elegir no añadir más, y el relato número veintiuno formula una pregunta al futuro aún no escrito ni vivido. Frankenstein resuturado se cierra con puntos suspensivos.

Pero ¿cómo se abre?

21 relatos. 21 ilustraciones. 2 propuestas musicales.

¿Y qué más?

Una celebración redonda de la gran novela de Mary Shelley debía ofrecer, para ser verdaderamente completa, la propia novela de Mary, y con ese objeto fue convocado Lorenzo Luengo, sólido novelista y meticuloso traductor, experto en el Romanticismo y hasta tal punto poseedor de secretos sobre ese periodo que cabe preguntarse si, como algunos sospechamos, no estuvo presente, aunque fuera solo por un breve lapso de tiempo, en aquellos días en que Frankenstein pasó de la mente de Mary a las librerías londinenses. Su especialísima traducción, original para este libro, viene razonada y explicada en el estudio previo que él mismo ha escrito, y que a veces parece más una novela corta sobre la génesis y peripecia de la novela, sobre la pasión de crear. Su traducción, combativa y opuesta a lo retórico, persigue el objetivo explícito de acercar la novela al lector de hoy.

Como el viejo de las manazas rojas, todos nos encaminamos hacia la oscuridad y la distancia, cada uno por su ruta propia e intransferible. Mary lo sabía y escribió sobre ello, ese es en el fondo el tema de su novela. Dicen que Frankenstein es una cumbre del terror, que inventó la ciencia ficción, que acuñó preguntas imposibles de contestar y que cambió la historia de la literatura. Sin refutar ninguna de esas ideas, también cabe sentirla como la mejor novela sobre la soledad humana que se haya escrito.

No sabemos, ni nos importa, si Mary Shelley cambió el mundo. Pero sí sabemos que nos cambió a nosotros. Por eso, simple y amorosamente, estamos hoy en las páginas de este libro.

 

 

 

 

 

 

 

Últimas noticias

Contenidos

Sé el primero en comentar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *